Una mujer y su escote

Como muchos otros encuentros de química sexual que cualquier persona en algún momento ha vivido, yo pasé uno con aquella mujer, no me acuerdo de la edad que tenía pero por lo que me acuerdo, no sé si todavía hoy por hoy los hombres pasamos por la misma situación ante una hermosa mujer.

La conocí en un evento masivo, en la que los dos coincidimos, no me acuerdo de la fecha o el año en que sucedió (por conveniencia), pero todavía tengo viva la imagen de esa "primera vez que la vi."

Era de pelo rubio, ojos verdes, tez clara y unos labios bien acolchonados que me hubieran gustado poder besar.

En uno de los eventos aprovecho a acercarme, con los nervios desgraciados que en su momento lo ponen a uno a hablar tonterías o nos empuja a llegar a una conversación completamente banal.

-Hola, disculpa... puedo sentarme aquí ??.
-- Si, no hay problema -responde-

Ya con ese mínimo primer paso que había dado y sentado a su lado, aprovecho para preguntar su nombre y uno que otro detalle más, ella repite exactamente las preguntas que yo hice, (no sé si fue porque estaba interesada o si ella también estaba nerviosa). Respondo a sus preguntas y ellas a las mías.

Al finalizar el evento a eso del medio día. Saco el caballero que llevo dentro y le pregunto:

- Quieres ir a comer... conmigo ?? (Eso último estuvo demás)

Lo piensa por unos segundos y responde:

-- Está bueno, voy a avisarle a mis amigas para que me cubran, porque no tengo permiso para salir. (benditas amistades)

Por el lugar donde estábamos no me quedó de otra más que llevarla a un restaurante de comida rápida que estaba a la vuelta.

A mi me gusta la comida de aquí -dice-

Nos sentamos, fui a pedir lo que queríamos comer, lo lleve a la mesa y seguimos conversando.

Mientras ella contaba sus intereses, el lugar donde vivía y esas cosas que sólo sirven para pasar el tiempo y para tratar de calmar los nervios, yo andaba perdido en ese escote bastante pronunciado - a mi criterio- preguntándome cuantos lunares tendría esa mujer y si podría ser capaz de llegarlos a conocer, pensaba también en ese pantalón ajustado que llevaba puesto y que sería lo que escondía debajo de el.

Pasaba el tiempo, ella seguía hablando, y yo, sólo asentía con la cabeza a todo lo que decía, terminamos de comer y nos dispusimos a irnos.

Cuando llegamos otra vez al lugar donde nos conocimos, dice:

-Me di cuenta de como me mirabas y como andabas perdido viendo mi escote, la verdad me gustabas, pero me di cuenta que mientras yo hablaba tu estabas en otro mundo, andabas pensando con lo que tienes entre las piernas y no con la cabeza, gracias por la invitación. Adiós

La vi alejándose y me hice dos preguntas:

¿ Será esa una evidencia del sexto sentido de las mujeres ?, ¿ habré sido tan evidente ?

Tratando de sacar algo positivo de esa experiencia, me enteré por causas naturales que en esos momentos lo único que hay que hacer con las mujeres es verlas siempre a los ojos, así sea el escote más grande que haya visto y tenga frente a mí.

-EMN-